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  Alonso de Castillo Solórzano, Noches de placer

Noches de placer en que contiene doce novelas, dirigidas a diversos títulos y caballeros de Valencia

Autor: Alonso de Castillo Solórzano. Giulia Giorgi (ed.)

Editorial: SIAL Ediciones / Prosa Barroca

Lugar: Madrid

Año: 2013

Resumen:

 
La colección Noches de placer (Barcelona, 1631) de Alonso Castillo Solórzano es un conjunto narrativo homogéneo dentro del género de la novela corta, aunque su arquitectura y los modelos que sustentan algunos de los relatos muestran una fuerte presencia de rasgos escénicos: cada «noche de placer», cada sarao, es un reflejo del espectáculo global barroco; es una fiesta teatral cortesana. Como en otras colecciones del autor, las doce novelas que componen la obra se incluyen dentro de un marco a la italiana que, respetando el modelo de Boccaccio, bosqueja el escenario en el que actúan los personajes-narradores, fijando a su vez las coordenadas espaciotemporales y definiendo la estructura misma de la colección. La «entretenida congregación», invitada por un aristócrata valenciano a celebrar las Navidades en casa, acepta la propuesta de una de sus hijas, Laura, de entretener y deleitar esas noches relatando novelas. En cada velada dos narradores se alternan para referir una historia inédita, precedida y seguida por bailes y músicas. Se literaturiza, así, una costumbre generalizada en el ambiente cortesano, reunirse para leer y contar historias, sazonadas con músicas y bailes; un esquema del que participan el teatro aurisecular y que, en concreto, parece reproducir la estructura de las fiestas: un romance cantado,
dos novelas y músicas y danzas.
 
En esta cuidada edición crítica de Noches de placer se encuentran muchas situaciones, caracteres y estilemas que caracterizan la obra de Castillo –un verdadero «profesional de la escritura» al servicio de un público cortesano–, llena de tópicos, pasajes costumbristas y personajes recurrentes. Destaca, además de por su estructura, por contener varias novelas muy bien construidas –III, VI, VII, X– y por el empleo de paratextos para promocionar su obra, justificar errores, defenderse de las críticas y, especialmente, para enunciar las claves de su escritura: la «variedad» y la «diversión» que permite olvidar el peso de los «cuidados» cotidianos.  [texto: José Ramón Trujillo]